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sábado, 13 de agosto de 2016

Puntos suspensivos

Últimamente la idea del suicidio ha rondado mucho por mi mente, y en realidad, empieza a verse bastante tentadora.
Es algo triste, considerando que solo tengo veintidós años. Pero aún así, siento que no he hecho nada útil con mi vida.
A veces me pregunto si hay alguien más que se siente así, o si soy la única…
Ya saben. El típico cliché.

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Una escena repetitiva: la mesa ovalada del comedor, los mantelitos tejidos (verdes y rojos de navidad, porque da ladilla cambiarlos). Mi mamá y yo, sentadas en extremos opuestos.
Siempre he comido lento, por lo que usualmente me quedo sola. Aún así, como poco.
El pescado estaba muy bueno. Hacía mucho tiempo que no lo probaba, y mi lentitud habitual se sumó al cuidado que le puse al sacarle las espinas. Es justamente por eso que, aunque lo disfruto, no soy fan del pescado.
Mi mamá siempre come mucho.
Ignoro por qué se quedó ese día en la mesa una vez que había terminado. Pero estoy segura que, para hacerme compañía no era.
—La Virgen de Coromoto está haciendo procesión por estos lugares…
*Sacar espina.*
—…La reliquia de la Virgen, quise decir…
*Agarrar carne.*
—…Osea, por aquí por Los Teques.
*Meter en la boca.*
—¿Con quién hablas, mamá? –le dijo mi hermana Katherine, que había salido de su cuarto para llevarse los vasos que quedaban a la cocina.
—A nadie, porque a mí no me importa lo más mínimo. –pensé.
—Bueno, les estoy comentando –continuó mi mamá– ¡Es que yo no entiendo!
La señora Luisa, que se encarga de dirigir el rosario en la iglesia, lo sabía y no me dijo nada ayer en la mañana.
—¿Y cómo supiste, entonces? –quiso saber mi hermana.
—Porque me encontré a María de Los Ángeles en la tarde. ¡Si no es por ella no me entero!
Katherine terminó de recoger la mesa y después de dejarlo todo en la cocina, se fue a chatear en la sala, por el WhatsApp.
—De verdad –continuó mi mamá– ¡No es fácil! ¡Tratar con la gente no es fácil!
Levanté la mirada del plato y observé fijamente el vasito lleno de agua que tenía delante de mí.
—Nada es fácil, mamá. Ya no.